La Policía Nacional ha desarticulado un grupo criminal por la venta fraudulenta de entradas para conciertos o festivales.
Desde el 2021, que se sepa, estos presuntos autores de un delito de estafa y otro de usurpación de estado recibían pagos a través de aplicaciones de pago instantáneo en cuentas bancarias a su nombre.
Los estafadores utilizaban, en algunos casos, los documentos de identidad de alguna de las víctimas a las que se lo habían solicitado para formalizar la venta, obteniendo un beneficio aproximado de 28.265,13 euros.
Los agentes del Grupo 6º de la Policía Judicial de la Policía Nacional de la Comisaría de Benidorm han realizado una dificultosa investigación, que ha finalizado con la detención de dos de los tres miembros del grupo criminal.
Los presuntos autores, a través de una reconocida red social, ponían a la venta entradas para conciertos o festivales de alto interés y cuyas entradas ya se habían agotado.
Los agentes consiguieron identificar a los tres miembros del fraude y determinaron entre las diferentes cuentas bancarias abiertas a su nombre o a nombre de las víctimas, percibiendo ingresos superiores a los 28.000 euros.
Más de 800 entradas ficticias han sido vendidas fraudulentamente, detectándose un total de 49 denuncias de afectados repartidos por toda la geografía nacional.
La detención de los investigados tuvo lugar cuando realizaban un reintegro bancario en una de las entidades donde tenían abiertas las cuentas de la localidad de Benidorm.
Los dos detenidos, de nacionalidad rumana y española, tenían 21 y 23 años de edad respectivamente. Uno de ellos cuenta con antecedentes previos.
Ambos fueron puestos a disposición del Juzgado de Instrucción de Guardia de la misma localidad, continuándose las gestiones de localización y detención del tercero de los implicados, de nacionalidad española y 23 años de edad.
Método de actuación
Los autores contactaban con los interesados mediante los perfiles de artistas o eventos para, después, abrir un chat privado en al red social.
Posteriormente, se les solicitaba el pago a través de aplicaciones de transferencias a una cuenta bancaria asociada a un teléfono móvil.
En algunas ocasiones, debido a que algunas entradas eran nominales, se le solicitaban una fotocopia de su documento de identidad, que después utilizaban para recibir las transferencias de las víctimas, usurpando presuntamente sus identidades.
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