La Marina Baixa, una comarca llena de tesoros escondidos

En muchas ocasiones uno mismo no presta la misma atención al lugar donde uno vive de la misma forma que pueden hacer los miles de turistas de los que la Marina Baixa disfruta cada año. Es por ello, que desde los micrófonos de Mediodía Radio Sirena, más en concreto en la sección de Les Cosetes de Míriam, les damos el valor que merecen.

En primer lugar, hay que destacar la carga histórica marinera que tiene una zona como la Marina Baixa, ya que desde la época prehistórica los primeros habitantes ya se dedicaron a la pesca y a la recolección de mariscos como medio de subsistencia.

A medida que el tiempo transcurría se desarrolló de forma detallada  la pesca y la navegación convirtiéndose así en las actividades más importantes. En este sentido, en la Edad Media pasó a ser un centro pesquero y comercial, dando como resultado la venta de pescados como el atún a muchas partes del mediterráneo.

Asimismo, durante el siglo XVIII, se convirtió en un importante centro naval llegando a ser escenario de algunas batallas en la Guerra de Independencia española. Ya en el siglo XIX, la Marina Baixa se convirtió en la cuna del turismo que empezaba a resurgir durante la época y con ello la infraestructura turística. 

Hechos que a día de hoy son los protagonistas de la sección radiofónica, en ella se puede encontrar desde momentos que acontecieron situaciones clave en la historia hasta leyendas que a día de hoy aún resurgen en la zona.

Leyenda Puig Campana de Finestrat

De hecho, una de las leyendas más conocidas es la del Puig Campana que data de la Edad Media cuando el Islam azotaba a las costas de la comarca y un guerrero llamado Roldán quedó prendado de la belleza de una joven de las tierras de Benidorm.

Todo parecía normal hasta que un brujo se enteró de ello y soltó una maldición para que  según se acabara el día fuera enfermando hasta morir. Al enterarse Roldán la llevó hasta lo más alto de la cima para permanecer a su lado hasta la última puesta de sol que la iba a mantener viva. Sin embargo, tal fue su furia que le pegó una patada a la cima de la montaña creando así el hueco que a día de hoy se puede y que se dice que coincide con el trozo de l’illa de Benidorm.

Leyenda del Mascarat de Altea

Otra de las leyendas más curiosas es la del misterio del Mascarat ya que lo que no sabe mucha gente es el origen del nombre. Según cuenta la leyenda, tras el decreto de expulsión de los moriscos en 1609, apareció en los alrededores del Collado, un hombre de extraña apariencia que vagaba solitario sin mediar palabra con nadie.

Los vecinos creyeron que se trataba de algún morisco que se escondía allí para organizar un desembarco. Sin embargo, un día desapareció dando la casualidad de que en ese momento las autoridades de la época ahorcaban a ‘Turiji’, un cabecilla moro que se escondía junto a sus guerreros en las sierras de Aitana y Bernia. Por lo que mucha gente pensó que podría tratarse del enmascarado del macizo del Collado.

Otra de historias populares cuenta que el enmascarado era en realidad un joven enfermo de lepra, que se ocultaba allí esperando que le llegara la muerte. El chico llevaba puesta una máscara para que nadie pudiera verle el rostro, que la enfermedad le había desfigurado. Al cabo del tiempo, el joven desapareció y se encontró en el lugar una máscara. 

Leyenda Cova del Frare

Según la leyenda, dos hermanos se disputaron el amor de una misma muchacha, y sus cuerpos ahogados aparecieron en las aguas y orilla de la Cova. Uno de ellos era conocido por el Flare, por haber llevado hábitos en promesa materna, y por él, la toponimia de la cueva.

La leyenda también la recoge el folklorista Francisco Martínez Martínez (1926, 63 y ss.) cuenta que, de los dos hermanos de un matrimonio de pescadores, uno de ellos contrajo la viruela y su madre pidió la intercesión de San Francisco, prometiéndole vestir al niño con hábito de franciscano si sanaba.

Al curarse el muchacho, la madre cumplió la promesa y vistió al niño de fraile durante dos años, de ahí el apodo de “el frare”. Cuando el niño creció, se enamoró de una joven llamada Bajoan, la cual estaba enamorada de su hermano y una noche de pesca en la Illeta, en mitad de una tormenta los dos hermanos se pelearon por el amor de Bajoan.

Aqui el frare hirió a su hermano, pero al creerlo muerto, se lanzó al mar donde las olas lo arrojaron contra las rocas del Cap Negret y murió, apareciendo su cuerpo al día siguiente en la cueva. Por ello, se decía que a los marineros se les aparecia un duende de unos doce años, vestido de fraile, alargando los brazos hacia ellos.

Pero las leyendas se basan en los hechos históricos, por lo cual esos momentos han servido para saber lo que conocemos en la actualidad. Y han tenido como consecuencias grandes relatos como el del último farero del Albir, la construcción del fort de Bernia o de las carreteras de la Marina Baixa.

El último farero del Albir de Alfaz del Pi

El Faro del Albir es uno de los símbolos de la localidad alfasina y su construcción arrancó en 1863 a pocos metros de la antigua Torre Bombarda, que siglos atrás sirvió de puesto vigía para advertir a la gente del lugar ante posibles incursiones piratas en la zona. Se encuentra a 112 metros sobre el nivel del mar y albergó la vida del farero Antonio Hurtado que tras aprobar sus oposiciones no dudó en crear lo que iba a ser su trabajo y su familia. Además es el único faro visitable de la Comunidad Valenciana.

Monolito de Relleu

Se trata de un monolito que conmemora el Tratado de Almizra del año 1244 que supuso la paz entre los reinos de Castilla y Aragón marcó la diferencia del valenciano. Este acuerdo de Paz tiene la curiosidad de que estableció los límites del antiguo feudo en Valencia y es una de las causas de porqué en el norte de la provincia el valenciano es más hablado que en los pueblos situados al sur siendo así un símbolo del reparto.

¿Pero quiénes fueron los protagonistas del pacto? Fueron Jaime I de Aragón y el infante Alfonso de Castilla, quien en un futuro se convertiría en el rey Alfonso X el Sabio. De esta forma, los territorios al sur de Biar-Busot-El Campello serían de Castilla, donde hoy predomina el castellano el valenciano en el resto de territorios de la provincia. Este monolito es visitable y se encuentra en la localidad de Relleu a través de un camino que se llama la subida de la Casa Roja.

Tal es su relevancia actualmente que en el municipio del interior alicantino de Campo de Mirra, donde se ofició el pacto, todos los años se hace una recreación el día 25 de agosto para conmemorar la firma del acuerdo.

Carreteras Marina Baixa

Y si algo no ha olvidado el paso del tiempo, son las infraestructuras que aún son útiles y de las que no se puede prescindir. Hay que destacar que el peso de la comunicación siempre ha sido notable en las localidades de la Marina Baixa, o bien para desarrollar la economía o bien para fomentar las relaciones sociales del pasado siglo.

Un ejemplo de ello fue la creación de las carreteras, ya que la costa y el interior tenían grandes diferencias. Pero no fue hasta el siglo XIX cuando algunos intelectuales nacidos en estos pueblos de la Marina Baixa fueron conscientes del aislamiento.

De hecho, la actual carretera comarcal CV-770, (antigua carretera del Barranco de la Batalla en Villajoyosa) que conecta Alcoy con la capital de la Marina Baixa, Villajoyosa, es fruto de los intentos de acabar con el aislamiento de zonas rurales del interior montañoso por parte de los diferentes gobiernos estatales y también de la presiones que ejercían los caciques del momento y de la preocupación de los intelectuales. Entre todos, consiguieron que se creara una carretera estratégica que atravesando la sierra de Aitana, conectará Villajoyosa, con la ciudad industrial de Alcoy, cruzando los pueblos de Orxeta, Sella, Penàguila y Benifallim.

Fort de Bernia

El Fort de Bernia se encuentra en Callosa d’en Sarrià y fue una de las obras de mayor envergadura emprendida en la costa durante el siglo XVI y, paradójicamente, la que menos frutos aportó a la defensa de éste. Su posición estratégica le permitió ejercer un control sobre las tierras de alrededor, pobladas por moriscos, y sobre la costa.

Todo ello gracias al ingeniero italiano Juan Bautista Antonelli gracias al rey Felipe II en 1561. De esta manera, el 15 de abril de 1562 el rey Felipe II ordenó el comienzo de las obras, aconsejado por expertos militares de la talla del duque de Alba, Sancho Dávila y Hernán Palacio.

Pero no todo fue tan fácil porque las condiciones del fuerte no eran las mejores, de hecho consumía cada año entre 8.000 y 9.000 ducados pagados por la Bailía General. Finalmente, sus obras comenzaron en 1562 y se abandonó en 1612. Y ya olvidado, no sería hasta 1626 cuando las Cortes del Reino suplicasen a Felipe IV la entrega de la artillería del fuerte a la plaza de Alicante. Además una curiosidad que asoma en el Fort de Bernia que desde los años 90 Bien de Interés Cultural (BIC).

En conclusión, estas son algunas de las muchas curiosidades que nos acercan más al entorno que se conoce como la comarca de la Marina Baixa y que tienen el valor de que aún siguen vivas a pesar del paso del tiempo. Además, han sido muchos historiadores y personajes históricos los que han dejado las huellas para conocer el peso de sus acciones y de alguna manera han permitido que les podamos seguir la pista.

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