Comercios, bares, restaurantes, fruterías… Establecimientos que deberíamos apoyar un poco más, pese a que en las grandes superficies encontramos de todo en el mismo viaje y, al mismo tiempo, posiblemente más barato. Cuando paseo por las calles del centro de Benidorm, observo cómo algunos negocios desaparecen de la noche a la mañana: ¿tienen mala suerte? ¿no saben vender? ¿caen mal al público potencial? ¿No les salen las cuentas? Sobre todo, bares; se da el caso de dos bares colindantes, o restaurantes que, en principio, venden los mismos productos; uno está a tope y otro casi vacío; ¿por qué? Sin embargo, proliferan -no sé qué éxito tendrán- las fruterías de los pakistaníes y las tiendas de los chinos (a veces sospecho que se venden la mercancía entre ellos para mantenerse o que hay algo detrás de todo ello que no sospechamos). Y algo que está muy de moda en los últimos tiempos: los centros de estética, peluquerías, manicura, pedicura, que siempre están a rebosar. Pero quiero centrarme en las tiendas de ultramarinos, mercerías, librerías, etc. A este tenor, es loable la labor de un periodista local, Francisco Sánchez, que aboga continuamente por las tiendas de barrio; de hecho su programa responde a “Francisco Sánchez Radio Comercio”. Está empeñado en dar a conocer las ventajas de nuestras compras en esas tiendas, enumerando las ventajas, como, por ejemplo, que las tenemos a mano y que sus productos son excelentes. Aprovecho para decir que este periodista se encuentra en todas partes, se entera de todo, y abarca temas muy variados: cultura, teatro, música, alquileres, fiestas… Y termino tocando otro tema, muy particular y controvertido: que, en mi opinión, deberíamos utilizar más el dinero en efectivo, en lugar de tanto plástico; está claro que con la tarjeta es más fácil y más barato (no para quienes reciben esa trasferencia). Epifonema: comercio de barrio y dinero en efectivo.
Manuel Palazón