“La prostitución es cada vez más invisible, siempre hemos mirado para otro lado”

Con esta frase comenzaba la entrevista de Cruz Roja en los micrófonos de Mediodía Radio Sirena, donde Yolanda Navarro, técnica de actividad y trabajadora social, Rebeca Muñoz, voluntaria de Cruz Roja, María Daza, alumna en prácticas del grado superior de Integración Social y Nerea Mas, alumna en prácticas del grado de Trabajo Social, nos han explicado el proyecto contra la prostitución que lleva Cruz Roja tanto a nivel nacional como internacional.

En el ámbito local han puesto sobre la mesa diversas problemáticas que la sociedad tiene respecto a un tema tabú pero que está más presente de lo que imaginamos. Como bien decía Yolanda Navarro, “la prostitución es cada vez más invisible, pero siempre hemos mirado para otro lado”.

Concretamente, en Benidorm llevan cinco años con este proyecto, aunque hay que destacar que el foco viene desde Madrid, el epicentro desde el que se demandan estos proyectos para derivarlos con éxito a las Cruz Roja locales.

Tal y como reflejaba Navarro, “Benidorm es un punto caliente en prostitución”. De hecho, hay locales que siguen existiendo y que están regulados como centro de actividad y baile, aunque la realidad no es así.

En este sentido, cada vez es más difícil encontrar mujeres. Rebeca Muñoz, voluntaria de Cruz Roja, recalcaba que el 99% de personas que atienden en este proyecto son mujeres. Por otro lado, destacaba que es difícil acceder a ellas por los pisos en los que trabajan.

Si embargo, no es el único problema que existe, Navarro y Muñoz explican que “una prostituta no ejerce de forma voluntaria”. Al respecto de este hecho, “hay una parte de la sociedad que piensa que una persona lo es por gusto y no es así”.

Ambas han destacado que, cuando se encuentran al tipo de personas que no lo entienden, “se les tiene que explicar que ahí no existe una nómina, ni una protección sanitaria, ni mucho menos un convenio regulador”. También han incidido en que “tu vas a tu trabajo y no te humillan, no te pegan y no te escupen”.

Además, nunca se sabe lo que hay detrás de esas mujeres, mayormente si es por necesidad o por trata de personas. Por lo que, cuando se ponen en contacto con Cruz Roja, hay que tener paciencia e ir gota a gota. “Es un proceso muy lento”, concluían.

También hay que destacar que cada historia trae mucho sufrimiento, pero para ello el proyecto tiene dos vertientes: la unidad móvil, que es la atención inmediata, y la sensibilización en el entorno comunitario, como visibilizarlo en medios de comunicación.

En Cruz Roja, el trabajo empieza de forma individual, pero acaba siendo algo conjunto. Inicialmente hay una parte administrativa en el que se pone sobre la mesa lo que se puede hacer, o no, en determinados casos. Una vez completa esta primera parte se deriva al primer contacto hasta que finalmente acceden a dar confianza al 100%.

Las alumnas María Daza y Nerea Mas, junto a Navarro y Muñoz, han puesto en común que “para los proxenetas esas mujeres son mercancía usada”. Este hecho sucede porque las mujeres se van moviendo de un lado hacia otro y es difícil tener un seguimiento de todas. Aunque una vez que quieren salir es otro largo camino para que den otro giro a su vida, ya sea en el mundo laboral o en la ayuda psicológica.

En general, hacen un llamamiento para el voluntariado en el que se puede formar parte llamando al número de teléfono 965 86 42 09, acercarse a la asamblea local o a través de la web de Cruz Roja.

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