Los sondeos arqueológicos que se hicieron para poder construir un edificio de viviendas en la calle Guadalest localizaron en 2018 un tramo de la calzada íbera que unía Álon, el núcleo urbano íbero de Villajoyosa, con el gran santuario de la Malladeta y con la comarca de l´Alacantí.
Con este descubrimiento, la Vila suma un nuevo elemento a su patrimonio. Hay que destacar que en 2019 ya se reconstruyó y musealizó un tramo de calzada romana altoimperial, paralelo a ésta, en la calle Callosa d’En Sarrià, a 60 metros de distancia, en el lado opuesto de la misma manzana.
Esta calzada imperial es un siglo posterior a la que ahora se ha recuperado, y, curiosamente la carretera nacional discurrió sobre aquella hasta que se modificó su trazado para crear la actual N-332a dos mil años después.
Proceso de excavación y restitución
La excavación arqueológica se llevó a cabo entre marzo y mayo de ese año, bajo la dirección del arqueólogo Ramón López Lancha. En ella se encontró la calzada íbera, que cruzaba el lado sur del solar a construir.
En diciembre de 2018 se realizó la fotogrametría de un tramo de 9,40 m de longitud, realizados por la empresa Almadraba Playa Promociones bajo la dirección de la arqueóloga Verónica Quiles López.
Del mismo modo, se numeró cada piedra de los dos muros que flanqueaban la calzada en este tramo para desmontarlos y almacenar sus restos de cara a una posterior reconstrucción.
En las últimas semanas se ha restituido piedra a piedra este tramo de calzada fuera de la urbanización, sobre la acera pública, para que cualquier vecino o turista pueda acceder a ella.
La restitución se ha realizado con su orientación exacta original, aunque unos 1,5 m por encima de la cota a la que se encontró, para permitir su contemplación a la altura de calle actual.
Se han reconstruido los dos muretes paralelos de doble cara, hechos de piedras tomadas con barro, de 53 cm. de ancho. Discurren paralelos y sirven para delimitar y sujetar el terreno de la calzada.
También se ha reproducido el pavimento de la calzada entre ambos muros, de 5,11 m. de anchura media, realizado con tierra apisonada.
En la mayor parte de su recorrido, las calzadas de la Vila, como otras de la época y muchos caminos actuales, no eran pavimentos empedrados, como las de las ciudades romanas, sino caminos de tierra.
En cambio, la calzada romana imperial cercana sí que tuvo un empedrado de cantos pequeños bajo la superficie de tierra, para facilitar el drenaje en caso de lluvia.
La calzada ahora restituida se construyó, como otras de Villajoyosa, en la época Iberorromana, en la que los territorios íberos se encontraban ya bajo el poder de la República Romana, en el siglo I a. C.
El Servicio Municipal de Arqueología de Villajoyosa ha comprobado que este camino fosiliza otro anterior, de al menos finales del siglo VI a. C., flanqueado de tumbas a lo largo de cientos de metros, que conectaba la ciudad íbera de la Vila Joiosa y los asentamientos de la comarca de Alicante.
Desde el siglo IV a. C., el camino sirvió también de Vía Sacra que conectaba la ciudad con el gran santuario costero de la Malladeta, parcialmente excavado y actualmente visitable, a 450 m. del tramo de camino restituido.
Hoy, la Vila conserva físicamente, a muy poca distancia y paralelas entre sí, los tres trazados históricos de la misma carretera: el de los s. VI-I a. C.; el de los siglos I-XX d. C.; y el actual.
El concejal de Patrimonio Histórico, Xente Sebastiá, ha querido agradecer su esfuerzo a todo el equipo “que ha hecho posible recuperar este pedazo de nuestra historia”.
El edil también ha adelantado que próximamente se completará la musealización del tramo de calzada mediante un panel interpretativo de gran accesibilidad (física, sensorial y cognitiva).
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