La nueva becaria del Vilamuseu, encargada de gestionar el banco de fotografías vileras, ha descubierto negativos inéditos de la excavación en la villa romana vilera datados entre 1946 y 1947.
Desde el pasado 1 de junio se ha incorporado a Vilamuseu la beneficiaria de la primera Beca de Formación Linares Ortiz en Conservación y Restauración de Fondos Museísticos.
Bajo las órdenes de la Conservadora responsable de Colecciones y la restauradora de Vilamuseu, una de las funciones principales de la becaria será la gestión de a colección de más de 100.000 fotografías desde 1920 a 2003 que forman el Fondo Linares Ortiz.
La familia Linares la depositó en Vilamuseu en 2021 para su gestión conjunta por Vilamuseu y el Archivo Municipal. Se trata de una colección extraordinaria por su cantidad y su calidad, que reúne imágenes inéditas de la comarca de la Marina Baixa y sus gentes durante más de seis generaciones. Su valor histórico es incalculable.
Primeras imágenes reveladas
La primera sorpresa no se ha hecho esperar: al abrir la primera caja para comenzar a planificar los trabajos ha aparecido una cajita con los negativos de cristal de las fotografías que Antonio Linares hizo de las excavaciones del Padre Belda en la villa romana de Torre la Cruz.
En ellas aparecen los mosaicos y las tallas murales hoy expuestos en el Marq, en el momento de su descubrimiento, y el propio director del Museo Provincial, el Presbítero José Belda.
Corrían los años 1946 y 1947. Se trata de un documento gráfico inédito y de gran interés para la historia de la arqueología valenciana.
Este documento ayudará a conocer mejor este importante yacimiento, una de las villas romanas más espectaculares que se conocen en tierras valencianas.
De hecho, su compleja decoración de tallas en yeso con motivos geométricos y de figuras humanas y animales, que aparece en alguna de las fotografías.
Además, la villa es única en la Península Ibérica y ha sido objeto de encendidos debates científicos sobre su fecha tardo romana o su pertenencia a un posible palacio islámico.
Las fotografías de Linares son mucho más que un documento gráfico: son en sí mismas obras de arte, instantáneas calculadas para guardar una composición perfecta, atendiendo a cada detalle de la luz, al encuadre o los elementos que aparecen en ellas.
Buena prueba son los negativos del Padre Belda con su proverbial sotana, sentado sobre un testigo de tierra, concentrado mientras toma notas junto al hipocausto de los baños termales de la villa. Detrás dos operarios excavando y al fondo el olivar de la huerta vilera.
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